Nico es el primo mayor de mis hijos, es 12 años mayor. Esto lo coloca en una posición especial, combinando admiración y complicidad. Es muy divertido ver como, durante el tiempo que estuvo en casa, podía jugar como niño con sus primos pequeños o pasar tiempo con nosotros como adulto.
Su entusiasmo y pasión por la geografía nos inspiró a crear nuestro propio material: imprimimos todas las banderas del mundo, las plastificamos y las incorporamos a nuestras actividades diarias.
Esta nueva aventura educativa nos llevó a reflexionar sobre algo curioso. Durante nuestra estadía en Canadá, conocimos personas que no sabían dónde quedaba Argentina, ni que Canadá está más cerca de México que Argentina de México.
Recibimos comentarios como “¿En Argentina comen tacos? Es de mis comidas favoritas” o “¿Hablan español o portugués?” Aunque parecen bromas, eran malentendidos reales que nos motivaron más a enfocarnos en la geografía, no solo para que los niños aprendieran, sino tambien para reforzar nuestros propios conocimientos.
¿Por qué enseñar geografía?
La geografía no es solo aprender a ubicar países en un mapa; es una puerta al entendimiento del mundo y sus complejidades. A través de ella, podemos desarrollar:
- Empatía: Comprender el lugar de origen de otras personas nos acerca a sus realidades. Explorar sus juegos y celebraciones, conocer la manera en que viven, es la puerta de entrada a comulgar con el otro.
- Conciencia ambiental: Aprender sobre ecosistemas y sus desafíos fomenta el cuidado del planeta. Nos permite entender como funcionan los sistemas naturales y cómo nuestras acciones los afectan.
- Comprensión cultural: Aprender sobre otras culturas promueve el respeto y la tolerancia hacia la diversidad.
- Ubicación espacio-temporal: Un sólido conocimiento geográfico es la base para estudiar historia más adelante. Para poder analizar los eventos en su contexto.
- Pensamiento crítico: Les ayuda a analizar y comprender desastres naturales o conflictos socioespaciales.
En un país tan diverso como Canadá, este aprendizaje cobra aún más relevancia. Por ejemplo, conocer el lugar de origen de nuestros amigos o vecinos nos permite conectar mejor con ellos. Recuerdo a una vecina de Pakistán, una señora mayor que no hablaba inglés.
Tocaba el timbre de casa, estiraba sus brazos ofreciendonos un contenedor con comida, sonreía y se iba. La situación se repitió una par de veces, los dulces pakistaní son muy ricos, no tenemos quejas.
Luego de un poco de investigación aprendimos que en las celebraciones pakistaníes distribuyen dulces o comida entre familia, amigos y vecinos, como una forma de compartir su alegría. Descubrir esto nos ayudó a valorar aún mas sus intenciones y su cultura.
Nuestra metodología
En casa, abordamos la geografía de manera dinámica y adaptada a los intereses de los niños. Usamos herramientas como:
- Mapas físicos y digitales: Pegamos un mapamundi en la pared para consultas rápidas, tenemos globos terreaqueos al alcance y recorremos el mundo con Google Maps.
- Libros: Usamos libros ilustrados sobre lugares, culturas y animales, mayormente los pedimos prestados de la biblioteca.
- Proyectos creativos: Dibujar mapas, calcar países, crear fichas informativas con detalles como moneda, idioma, clima y población.
Una actividad especial que hemos disfrutado consiste en trabajar con una hoja dividida en cuadros donde los niños calcan el mapa del país,dibujan su bandera y completan información relevante.
Es una forma entretenida de aprender datos básicos mientras refuerzan sus habilidades artísticas y de escritura.
También integramos viajes y experiencias personales. Antes de nuestro viaje a Japón, investigamos sobre el país: su ubicación geográfica, su cultura y sus tradiciones. Habiamos iniciado con Argentina, nuestro lugar de origen.
Ahora, los niños decidirán si continuar aprendiendo sobre Canadá, lugar donde vivimos, o explorar Chile, ya que vivimos los años de pandemia y en el cual tienen recuerdos con amigos.
Trabajar geografía en casa no solo ha ampliado los horizontes de mis hijos, sino que ha fortalecido su curiosidad y empatía. Les ha dado herramientas para entender el mundo que los rodea, sus desafíos y su belleza.
Si estás considerando incorporar geografía en tu rutina de homeschooling, mi consejo es comenzar con pequeños proyectos adaptados a los intereses de tus hijos. Por ejemplo, explorar países relacionados con sus hobbies puede ser una excelente manera de captar su atención.
Podrían investigar sobre el hábitat de sus animales favoritos, descubrir los países de origen de los jugadores de fútbol más famosos o aprender sobre Pokémon inspirados en culturas específicas, animales o plantas. Estas conexiones personales harán que el aprendizaje sea más significativo y entretenido para ellos.
Si te interesa utilizar la ficha para incentivar la investigación de tus hijos, te dejo el enlace aquí.