A un mes de salir del sistema

Ya pasó un mes desde que mi hijo mayor dejó la educación pública , aún estamos en proceso de deconstruir los hábitos escolares y no ha sido un mes fácil.

Tampoco ha sido particularmente difícil, es un proceso continuo de reconocerse, aunque a pesar de la dificultad y el miedo, veo avances en la ansiedad y salud mental de mi hijo.

También vamos encontrando nuestro tiempo para respirar, ya que los niños no vayan a la escuela significa que pasan muchas más horas conmigo. Un pensamiento que ayuda a mantenerme enfocada es recordar que “hoy no es siempre”, lo repito cual mantra para tomar las cosas con calma y a valorar los momentos buenos y malos.

Al principio pensé que volveríamos a la rutina escolar después de las vacaciones de verano, pero ahora me pregunto cuándo sabremos que estamos listos para terminar. Algunas mañanas, Felipe busca libros para estudiar porque ve a su hermana y amigos en la escuela.

Aunque al principio pensamos en tomarnos un tiempo libre, la vida nos llevó por otro camino. Iniciamos algunos días de estudio, pero muchas emociones afloraban y entendí que él no estaba buscando aprendizaje, el me estaba buscando a mí para charlar y conectar conmigo.

Allí comprendí que en su interior había muchas mas cosas que resolver que no sanaban con solo sacarlo del foco de estrés que era ir al colegio.  Hubo más situaciones con su maestra y compañeros de aula que lo incomodaron y ahora esta pudiendo compartir. 

Buscando respuestas a cuándo estaríamos listos para empezar a estudiar, encontré varios blogs de familias que ya han pasado por este proceso y cuentan como ellos sintieron que estaban listos. Primero hay que lidiar  con nueva rutina de estar todos juntos, esto sucede de forma paulatina y natural.

No podemos forzar algo que aun no entendemos como funcionará exactamente en nuestro día a día. La primera recomendación es empezar cuando estemos tan relajados que la idea de aprender sea bienvenida, posiblemente buscada.

Lo segundo es ir introduciendo materias y materiales  de a poco. Como sucede con mi hijo, él me busca con libros con los que quiere trabajar. Ahora estamos usando un libro para mejorar su escritura (usamos curricula en inglés y español) y que nos da pie a charlas que nada tienen que ver con lo académico. 

Otro proceso que debe suceder durante el deschooling o descolarización es hablar con los niños sobre lo que esperamos y cuales son nuestras expectativas para el futuro. Transformar la situación en algo positivo, cambiar el pensamiento sobre lo que no queremos en lo que sí queremos.

Por ejemplo, cambiar “dejarán de asistir al colegio por el acoso y violencia que se vive en la aulas” por  “en casa existe en casa un ambiente seguro donde ellos pueden expresarse con comodidad”. Movernos de “Yo educo en casa porque la educación publica mató su amor por aprender” hacia “educando en casa puedo alimentar la curiosidad y el amor por aprender innato de los niños”. 

Como dije no ha sido un mes fácil pero mi miedo acerca de estar todo el día a disposición de los niños y no tener tiempo para mí, eran miedos sin fundamentos. El tiempo con Felipe ha sido de mayor disfrute de lo que pensé que sería y los chicos son lo suficientemente grandes y autónomos para entretenerse y realizar actividades por su cuenta.  Como toda relación necesita trabajo y conocerse mutuamente.

Como adultos que hemos pasado por la experiencia escolar, el desescolarizar implica más bien desaprender la forma en que aprendimos. Evitar replicar un entorno escolar en casa es una de las primeras desestructuraciones que los adultos necesitamos lograr.

Esta recomendación la primera que encontré al investigar sobre educación en el hogar, y es algo que se repite con frecuencia en blogs, cursos y charlas sobre el tema.

En el aula, muchas metodologías están diseñadas para transmitir información a un grupo numeroso de alumnos, sin tener en cuenta sus necesidades individuales.

Sin embargo, en casa la situación es diferente: solo están tus hijos, y cada uno de ellos aprende de manera única y distinta (aunque tengas una familia numerosa, no estarás enseñando a 30 niños de la misma edad).

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