Crawford Lake es un parque provincial cerca de Milton, llamado así en honor a la familia Crawford, quienes donaron las tierras para la conservación e investigación del área. Los restos de la casa de la familia aún se encuentran en el predio; solo ha quedado la base donde se asentaba la galería, ya que la casa se perdió en un incendio.
El parque, como ya les comenté, es un lugar interesante y tranquilo para caminar por los senderos fáciles o para descansar en la explanada de conservación de las casas de los primeros pobladores.
Este parque no solo es fascinante por su belleza natural, sino también por su historia única. El lago, como mencioné en mi post anterior, posee características extraordinarias: es un lago meromíctico.
Gracias a ello, se han descubierto sedimentos de polen de maíz que datan de entre los siglos XIII y XV. Estos hallazgos llevaron al descubrimiento de huellas arqueológicas de una aldea Wendat o Attawandaron.
En el lugar han reconstruido tres casas largas (Longhouses) en sus ubicaciones originales para educar al público sobre la vida de los primeros habitantes de la región. Hemos visitado el lago muchas veces porque es una caminata cómoda y fácil, pero, aprovechando que teníamos visita de la familia, decidimos centrarnos en recorrer únicamente las casas.
Las casas largas eran estructuras básicas de las comunidades de habla iroquesa del norte. Estas enormes construcciones, algunas de hasta 60 metros de largo, albergaban a familias extensas, todas relacionadas por la línea materna.
Aproximadamente 20 familias vivían bajo el mismo techo. Las mujeres desempeñaban roles cruciales en la comunidad, siendo las portadoras de las tradiciones y la cultura. Si bien el liderazgo lo ejercía un hombre, eran las mujeres quienes lo elegían y se encargaban de asegurar que cumpliera sus responsabilidades.
Cada una de las casas estaba diseñada con compartimientos individuales donde las familias dormían en plataformas elevadas, cubiertas con pieles y cáscaras de maíz. Durante el día, estos espacios se convertían en áreas de reunión y convivencia.
Las casas no tenían ventanas; la ventilación se lograba a través de agujeros en el techo, ubicados cada 6 metros. Debajo de ellos, se encendían las fogatas para cocinar y calefaccionar. Los mismos agujeros podían cerrarse con pieles o corteza durante las tormentas invernales.
La recreación de esta pequeña aldea en el parque permite revivir cómo era la vida en el lago antes de la llegada de los europeos. Además, el sitio cuenta con salas ambientadas para reuniones, exhibición de los artefactos encontrados y áreas interactivas para los niños.
De hecho, más de 10,000 artefactos han sido descubiertos en el lugar y están en exhibición para el público, lo que convierte a Crawford Lake en un destino cultural y educativo imprescindible.
¿Te gustaría visitar un lugar así y conocer más sobre la historia de los primeros habitantes de tu región? ¡Contame qué te parece o si ya has visitado otros sitios arqueológicos interesantes!