Reducir al máximo el consumo de plásticos.
Este año quisiera reducir al máximo el consumo de plásticos de un solo uso, plasticos que estan destinados a la basura, que utilizamos por unos minutos y luego desechamos. Desde las bolsas de verduras y frutas en el supermercado hasta los vasos y sorbetes en las cafeterías, estoy decidida a cambiar pequeños hábitos para marcar la diferencia.
Si bien llevamos años comprometidos con este hábito aun nos queda espacio de mejora. Para evitar el uso innecesario de plásticos, optamos por pedir menos comidas para llevar o llevar nuestro propio contenedor.
Es sorprendente ver la reacción positiva de muchos negocios cuando solicitamos que pongan la comida en nuestros propios envases. Aunque en ocasiones nos hemos enfrentado a respuestas ridículas como: “Por políticas de la empresa, te preparo en la taza desechable y luego vos lo volcás a la tuya”. En esos casos, preferimos tomar decisiones más conscientes y optamos por no comprar.
En nuestro compromiso con la reducción de plásticos, hemos incorporado la costumbre de caminar al supermercado, que queda a pocas cuadras de casa, llevando un carrito y bolsas reutilizables. Además, siempre llevamos una botella de agua recargable y buscamos puestos donde podamos recargarla.
Este año, nos hemos propuesto disminuir aún más el uso de bolsas de envasados del supermercado, especialmente en productos como arroz, legumbres, café y productos de limpieza.
Aunque solíamos comprar estos artículos a granel los domingos, nos dimos cuenta de que nos costaba el doble y debíamos hacer un viaje en auto hasta la otra punta de la ciudad. Estamos actualmente explorando alternativas más sostenibles para esto.
Tomar las vitaminas de manera consistente.
Otra meta clave para el 2024 es asegurar una ingesta de vitaminas. Con el invierno y el veganismo, estamos conscientes de la menor exposición al sol y las deficiencias de vitamina D y B12. Sin embargo, siendo honestos, en los meses pasados se me olvidó tomarlas en muchos días, ¡igual que recordar regar las plantas!
Para solucionar esto y garantizar tanto la absorción de las vitaminas como el cuidado de nuestras queridas plantas que sobrevivieron, he decidido confiar en la ayuda de una alarma programada a las 6:30 pm durante la cena.
Es el momento perfecto para que nosotros tomemos nuestras vitaminas y las plantas reciban su dosis de agua. Como siempre, realicen chequeos anuales y consulten con el médico, tanto para la medicación como para la suplementación vitamínica.
Mantener la rutina de ejercicios y tiempo al aire libre.
En cuanto al bienestar físico, aunque ya entrenamos karate prácticamente todos los días, desde el año pasado hemos comenzado a complementarlo con ejercicios en nuestro gimnasio. Nos enfocamos en fortalecer nuestra musculatura, pensando en el futuro y en mantener cuerpos sanos e independientes. Después de todo, la mejor medicina es la preventiva.
Además, nos esforzamos por integrar caminatas en nuestra rutina diaria. Respirar un poco de aire fresco y despejar la mente es esencial. Por esta razón, renovamos nuestro pase anual a los parques naturales, permitiéndonos explorar senderos y sumergirnos en la naturaleza de vez en cuando.
La combinación de la actividad física en el gimnasio con la conexión con la naturaleza a través de caminatas en parques, nos brinda un equilibrio perfecto para mantenernos en forma y mentalmente en armonía.
Comprar mas productos locales y estacionales.
Comprar más productos locales y estacionales es mi principal meta para este año, a pesar de que reconozco que puede ser un desafío. Tengo claro cuales son las frutas y verduras de estación, pero durante el invierno la lista se reduce y cambia drasticamente.
Así que cuando pasamos por el supermercado y veo mangos o frutillas en oferta, siempre me tiento, además son frutas que mis hijos comen con tanto gusto. Sin embargo, estamos en un proceso de aprendizaje para comprender que consumirlas durante su estación nos permitirá atesorarlas más y disfrutar de su sabor en todo su esplendor.
La idea es evitar el transporte de productos de un lado del mundo a otro, reduciendo así la huella de carbono relacionada con las emisiones del transporte y los alimentos desperdiciados en el proceso. Creo que al adquirir alimentos de temporada a los productores locales, no solo obtendremos productos más sabrosos sino que también colaboraremos con la economía local.
Cultivar alimentos.
Otro proyecto que nos entusiasma es cultivar nuestros propios alimentos. Aunque ya tenemos algunas hierbas en un pequeño huerto hidropónico en la cocina, este año estamos planeando establecer una huerta en nuestro patio.
Será una actividad familiar en la que los niños podrán participar activamente, aunque tendremos que aprender a lidiar con las ardillas, conejos, comadrejas y nuestro gato, que considera que todas las plantas son su caja de arena. Estamos dispuestos a invertir tiempo en la biblioteca para buscar alternativas y consejos que nos ayuden en este nuevo proyecto.
Ir más a la biblioteca.
Hablando de la biblioteca, las visitas a este lugar se han convertido en una actividad que todos disfrutamos en casa. Con tres bibliotecas grandes en la ciudad, encontramos un espacio para cada uno: lugares para sentarse a leer, acceso a computadoras con internet, salas de estudio para quienes prefieren el silencio total, y la posibilidad de pedir prestados juegos de consolas además de libros.
Durante los meses cálidos, solíamos ir en bicicleta, pero este invierno planeamos ir más seguido, aprovechando los momentos en que salimos para hacer otros mandados en auto. Aunque los libros físicos siguen siendo mi forma favorita de leer, admito que acumularlos en casa solo para que se llenen de polvo no es mi idea de disfrutarlos plenamente.
Los niños, por otro lado, cuentan con una biblioteca en casa con estantes llenos. Leen, releen y disfrutan las imágenes innumerables veces. Cuando pierden interés, rotamos los libros con otras familias para mantener el intercambio y la frescura de las opciones disponibles.
¿Cuáles son tus metas para este año?