Un viaje a través de las pantallas.

Antes de convertirnos en padres, mi esposo y yo teníamos la firme convicción de que nuestros hijos no consumirían azúcar, no protagonizarían berrinches en lugares públicos, nunca nos harían perder la paciencia y no tendrían acceso a dispositivos electrónicos. Sin embargo, la realidad nos ha demostrado lo contrario.

En la actualidad, nuestros hijos disfrutan de caramelos y chocolates, especialmente en ocasiones como cumpleaños, Halloween y Navidad. Durante sus primeros años, fueron protagonistas de berrinches en ascensores, supermercados, parques y otros lugares. Hemos perdido la paciencia en numerosas ocasiones y nos hemos disculpado también muchas veces. No obstante, podemos afirmar con orgullo que hemos limitado considerablemente el uso de pantallas. No permitimos que tengan acceso libre a dispositivos electrónicos, reservando las películas para verlas juntos los fines de semana. Desde el año pasado, les permitimos jugar videojuegos únicamente en largos viajes en automóvil o en lugar de ver una película en casa.

Es importante destacar que no consideramos a las pantallas como algo negativo en sí mismas, sino que su impacto depende de qué se ve, con quién y con qué objetivo se utiliza. Mantenernos firmes en esta decisión no fue sencillo, sobre todo considerando que la mayoría de las familias a nuestro alrededor utilizan las pantallas de manera frecuente. Si bien la OMS recomienda que las pantallas sean consumidas a partir de los 4 años y por menos de una hora por día, nosotros preferimos reducirlo mucho más.

Inicialmente, nuestra regla era cero pantallas, salvo cuando estábamos de visita en algún lugar con reglas distintas, aunque estas eran excepciones. Conforme los niños crecían, reclamaban más ese recurso, porque empiezan a tener mayor nocion de lo que la televisión les ofrecía. Por lo tanto, las reglas han evolucionado, permitiendo un contacto controlado con las pantallas, sin acceso a internet y no diariamente. Además, evitamos que las pantallas interfieran con la hora de dormir, las comidas, el juego o la comunicación familiar.

Cuando establezcamos una rutina más definida de homeschooling, mi esposo se encargará de introducir el uso de computadoras y tabletas, con el objetivo de que aprendan a utilizarlas de manera responsable. Esto se debe a que queremos que su aprendizaje en ciencias naturales y sociales sea guiado por sus propios intereses. Por ejemplo, si muestran interés en las aves, podemos salir a parques, tomar fotografías, investigar juntos y luego permitirles crear una presentación para compartir con nosotros desde el dispositivo.

Las redes sociales están estrictamente prohibidas para su edad actual. Cuando muestren un interés genuino en ellas, trabajaremos en enseñarles la importancia de un uso responsable.

En cuanto a cómo mantenerlos entretenidos, hemos encontrado diversas alternativas:

  • Libros: Desde que eran muy pequeños, les leemos cuentos todas las noches antes de dormir. Hemos progresado desde cuentos cortos hasta novelas, intentando leer un capítulo por noche. Mi hijo es un ávido lector, mientras que mi hija disfruta de los cómics, ya que le ayudan a relacionar la lectura con imágenes .Entre los libros que más les han gustado estan la coleccion de aventura de “Los cinco” de Enid Blyton, “Hopi” de J.L. Badal, “Harry Potter” de J.K. Rowling, “Dog Man” de Dav Pilkey, “Geronimo Stilton” de Elisabetta Dami y seguimos explorando más títulos cuando vamos a la biblioteca.
  • Podcasts: Durante los viajes en automóvil, al dibujar, pintar o simplemente relajarse en casa, los podcasts son una excelente opción. Hay canales dedicados a cuentos, ciencia, historia y más. Algunos de los favoritos de mis hijos son “Cuenta cuentos con Elisa Zulueta”, “Cuentos Feroces”, “Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes” y “Story Pirate”. También disfrutamos escuchando juntos otros dirigidos a adultos pero con vocabulario apto para niños como “La Ciencia Pop” e “Historia para tontos”.
  • Juegos de mesa: Tenemos una amplia colección de juegos de mesa que no se limitan a los clásicos. Desde que fueron capaces de sentarse por más de 10 minutos, les introdujimos a estos juegos. Nos gusta especialmente la marca Ravensburger para los primeros pasos en este mundo, y de esos primero pasos han avanzado hasta compartir juegos más complejos con nosotros. 
  • Actividades al aire libre, dibujo y cocina son otras formas en las que evitamos el exceso de tiempo frente a las pantallas. Aunque la más difícil de todas es permitirles aburrirse, lo cual también consideramos importante para fomentar su creatividad y autonomía.

¿Qué estrategias o actividades tienen ustedes para fomentar la creatividad y curiosidad fuera de las pantallas?

Written By