Hace poco mas de un mes, fuimos invitados por un grupo de familias que educan en casa a visitar un apiario. Esta experiencia me recordó lo importante que es formar parte de una comunidad que esté alineada con tus valores y objetivos.
Este grupo es especialmente organizado y activo, ¡siempre haciendo cosas interesantes! Incluso nos juntamos en la plaza una vez por semana para que chicos y grandes sociabilicen.
Mi hijo mayor tiene una mezcla de fascinación y miedo hacia las abejas. Ha sido picado varias veces mientras jugaba, lo que le provoca ronchas que tardan semanas en desaparecer. De todas maneras, aun con el miedo a ser picado, Felipe no pierde la oportunidad de acercarse a contemplarlas.
Esto me hizo recordar una frase de Marie Curie: “Nada en la vida debe ser temido, solo debe ser entendido”. Inspirada por esto, decidí buscar libros sobre abejas en la biblioteca para ayudarlo a comprender mejor a estos insectos.
Nuestra rutina en casa ha estado más organizada últimamente. Cada mañana, los niños preparan su desayuno mientras yo leo en voz alta libros y artículos sobre el tema del momento. Durante las últimas semanas, hemos estado inmersos en el mundo de las abejas.
Este ritual no solo nos ayuda a aprender juntos, sino que también me brinda la oportunidad de practicar mi inglés (deberían ver sus caras cuando pronuncio algo mal, les encanta corregir mi pronunciación cuando me equivoco, lo encuentran muy gracioso).
Nuestro aprendizaje no se limitó a los libros. Ya habíamos visitado el Royal Ontario Museum, donde las abejas entran al museo a través de tubos conectados a las ventanas, ¡todo un espectáculo! Los niños ya podían reconocer a la abeja reina gracias a esa experiencia.
La mañana antes de ir al apiario, para no sobrecargarlos de información, hicimos algunas manualidades con limpia pipas, papel y ojos de plástico, creando nuestras propias abejas y colmena.
Mi intención era distender un poco haciendo una abejita y practicado dobleces en el papel de origami, pero la actividad fue mutando y los chicos armaron abejas, pupas, larvas, abeja reina y cuando se acabaron los colores amarillo y negro, agarraron el verde y crearon abejas zombies. En fin, un ejercito de abejas repartidos por la casa.
Cuando llegamos al apiario, que estaba a solo 10 minutos en auto de nuestra casa, todo el conocimiento que habíamos adquirido tomó vida. Nuestro guía, Dave, nos aseguró que las abejas estaban tranquilas y que podíamos tocarlas con cuidado.
Todo iba perfecto hasta que una decidió picarme en la frente, y descubrí que las abejas canadienses pican fuerte, como bien había dicho mi hijo. La roncha me hincho media cara y la picazón duró una semana.
Dave fue muy atento y sorprendido porque no es usual ese comportamiento en la abejas, a modo de disculpa, nos regaló un frasco de miel. Sé lo que algunos pensarán: “¡Qué paradoja regalarle miel a una familia vegana!”
Pero como nuestras razones para ser veganos están más relacionadas con el impacto ambiental, aceptamos la miel local con gratitud y la disfrutamos en casa, al igual que en otra ocasión aceptamos huevos de la granja familiar de quien fue maestra de mi hija.
Ahora, para responder algunas de las preguntas que nos hacíamos al principio:
- Las abejas utilizan hexágonos en sus panales porque son más eficientes. Los círculos dejan espacios muertos en las uniones de las celdas, los cuadrados son inestables cuando se les aplica presión y los triángulos si bien son las figuras predilectas por su estabilidad, requieren más material para su construcción. Los hexágonos, en cambio, son la mejor opción estructural.
- Las abejas no tienen nariz, respiran a través de pequeños agujeros en su abdomen llamados espiráculos. Similar a las ballenas y delfines que poseen un espiráculo sobre su cabeza.
- ¿Sabías que las abejas tienen pelo incluso en los ojos? Esto las convierte en las mejores polinizadoras, ya que transportan el polen por todo su cuerpo.
- Los zánganos, por su parte, tienen una vida complicada. Su único objetivo es aparearse con una abeja reina de otra colmena. Si lo logran, mueren en el proceso. Si no, vuelven a la colmena, pero cuando llega el otoño, las obreras notan un descenso del nectar recolectado y para reservar el alimento para el invierno, los expulsan, lo que les lleva a morir de hambre o frío.
¿Qué te ha parecido esta experiencia en el apiario? ¿Te gustaría saber más sobre las abejas y cómo funcionan sus colmenas? ¿Tienes alguna anécdota relacionada con estos fascinantes insectos?
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